El Premio Nobel de la Paz
Argentino, galardonado con el Premio en 1980
Adolfo Pérez Esquivel
Se encuentra actualmente en Santiago
Uno de los invitados para hablar en la protesta frente la Embajada
(todavía no se ha confirmado su asistencia)
Él siguiente saludo será leido en el evento:
Todo el apoyo solidario en el reclamo del cierre de la cárcel en Guantánamo, en territorio ocupado de Cuba por los EEUU, y poner fin a las torturas del gobierno de Obama y reclamar que cumpla su promesa de cerrar las cárceles y terminar la guerras en Medio Oriente.
– Adolfo Pérez Esquivel (3 de octubre, 2013)
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Profesor Howard Richards
Fundador del programa académico
Paz y Estudios Globales de
Earlham College, Richmond, Indiana, EEUU
Actualmente reside en Limache
Provincia Marga Marga, Región Valparaiso
Como invitado, Dr. Richards expondrá la siguiente reflexión frente la Embajada de EEUU en Chile,
15 de octubre a las 15:00hs (3pm).
Av. Andrés Bello 2800,
Las Condes, Santiago de Chile
Metro Tobalaba
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Gandhi y Guantánamo
Para nosotros este es un re-encuentro con quien era nuestro querido alumno hace tantos años que no puedo creer que yo sea tan viejo. Con Andrés Conteris en aquellos tiempos estudiamos la no-violencia inspirados por los textos del gran maestro quien fue Mahatma Gandhi de la India.
Aprendimos a los pies de Gandhi que quien se compromete con la verdad no puede dejar de cuestionarse a sí mismo. Aunque yo creo que el mundo es como yo lo veo, aunque lo crea con toda mi mente y todo mi corazón, aunque mi opinión sea firme, sin embargo mi compromiso es con la verdad misma, al decir de Gandhi mi compromiso es con Dios mismo su autor y su esencia, en fin con la verdad para siempre superior a nuestro entendimiento.
Mi compromiso no es con mi opinión por firme que sea, y por eso no puedo no cuestionarme, ¿Y si estoy equivocado? ¿Y si el mundo no es como yo lo pienso? ¿Y si el mundo sea como yo no lo pienso?
De allí se deriva una belleza del método no violento, que estamos aquí para presenciar, apoyar y en alguna medida practicar. Es un método de auto-sufrimiento. Si hago huelga de hambre sufro yo. Si voy a la cárcel para ser consecuente con mi pensamiento sufro yo. Así soy testigo de la verdad dos veces.
La primera vez porque soy consecuente con toda sinceridad con lo que creo es la verdad.
La segunda vez porque si me equivoque quien paga el precio de mi error soy yo.
Para convencer al prójimo la no violencia cuenta con la razón y con la conciencia. De allí otra belleza del método no violento. Es un método incapaz de servir una causa injusta.
Si mi causa es justa quizás por la razón y la conciencia convenzo a terceros, si no hoy quizás mañana o pasado mañana o en el peor de los casos no los convenzo nunca.
Pero si mi causa sea injusta, ni la razón ni la conciencia me apoya. Por la violencia la injusticia pueda triunfar, pero por la no-violencia nunca jamás.
Así contextualizo un interrogante, una pregunta a todos quienes hayan elegido el camino de la violencia, e incluso a todos quienes sin elegir precisamente el camino de la violencia y siempre prefiriendo la no-violencia, recurre como Santo Tomas de Aquino a la violencia en ciertas circunstancias como el menor de los males.
No dudo su sinceridad. No dudo la sinceridad de los Barack Obamas de este mundo quienes creen que la causa estadounidense es una causa justa, inspirada en los nobles ideales de su constitución política. No dudo la sinceridad de las mayorías de mis compatriotas norteamericanos quienes se auto-definen como personas normales y buenas, sitiadas en un mundo peligroso infectado por elementos irracionales, iracundos, anti-sistémicos, radicalizados, fundamentalistas, terroristas, amenazadas por quienes a menudo hasta dan sus vidas por su causa irracional por convertirse en bombas vivientes cuya táctica militar es el suicidio.
Mi pregunta es, ¿Por qué es necesaria tanta violencia para controlar a los elementos anti-sistémicos? No se trata de la violencia cuidadosamente medida y siempre al servicio del amor al prójimo de un Santo Tomás. Se trata del aparato militar mas potente que jamás ha visto la historia. Se trata de misiones y bases en casi todos los países del planeta. Si Guantánamo ha llegado a ser emblemático de la tortura y de la degradación de todos los valores humanos, Guantánamo no es más que un símbolo. Guantánamo representa la convicción sincera no solamente de operativos clandestinos sino de los gobernantes y de los ciudadanos votantes quienes han elegido a los gobernantes que se trata de una emergencia tal que la defensa del sistema requiere suspender casi todas las normas civilizadas que en principio deben ser nuestra identidad.
¿Puede ser que Gandhi tuvo razón que si estamos comprometidos con la verdad, forzosamente tenemos que cuestionar hasta nuestras convicciones más sinceras y nuestras opiniones más firmes?
Debe inquietarnos otra pregunta más: ¿Por qué no es posible convencerlos con la razón, si en el fondo el problema es que son tan irracionales?
Y si el problema de fondo es que son tan malos, ¿Por qué no sirvan los buenos ejemplos, la buena voluntad, el diálogo ecuménico entre las religiones, el diálogo filosófico entre quienes no opinen igual frente a los grandes problemas de la vida, el diálogo científico entre quienes lean el mundo con distintas metodologías de investigación?
En fin si hemos sacado la conclusión, por sincera que sea, que nada valga la no-violencia de un Gandhi, ni la no-violencia de un San Francisco de Asís, quien valga recordarlo en plena época de las cruzadas fue indefenso a dialogar con los musulmanes con intenciones pacificas y evangélicas, si en la cárcel de Guantánamo y en muchos otros lugares lo que menos piensen es convertir a los presos por el dialogo respetuoso y el amor fraterno, si en fin hemos sacado la conclusión que nuestra seguridad depende de defender nuestro sistema con niveles inauditos de violencia, si en fin hemos perdido la confianza en el poder de nuestros ideales, no sería licito sugerir que quizás el mundo no es como nosotros lo pensamos. ¿Acaso sea el mundo como no lo pensamos?
Estamos aquí para presenciar lo que Gandhi llamaba satyagraha, palabra hindú que se pueda interpretar como el nombre de un método para poner en práctica el poder de la verdad. Se trata de abrir una pequeña ventana a la realidad de la vida diaria de ciertos hermanos nuestros presos en Guantanomo– porque creemos con Gandhi y con la gran fuente de Gandhi quien fue el ruso Leo Tolstoy—que todos los humanos son nuestras hermanas y hermanos, por irracionales e iracundos que sean.
Estamos aquí en calidad de minoría profética, a sabiendas que falta mucho todavía para convencer a las mayorías.
Pero somos, me atrevo a sugerir, una minoría con razón. Es racional creer que la no-violencia es el mejor camino. Es racional creer que a lo largo son la inteligencia y la buena voluntad lo que nos van a salvar. Es racional creer que cuando un sistema de vida determinado se preserva principalmente por su fuerza militar y en medida muy reducida por lo que Toynbee llamaba su “encanto,” el momento ha llegado para cuestionar el dicho sistema.
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